Mi abuelo era un profesor jubilado, y leer periódicos y libros era su pasatiempo favorito. Solía pasar entre 5 y 8 horas sumido en la lectura. Un día, se quejó de que los caracteres en los periódicos eran demasiado pequeños, lo que le dificultaba la lectura.
Así que decidí comprarle un iPad, ya que permite ajustar el tamaño del texto de forma flexible. Estaba encantado y muy feliz con el regalo. Sin embargo, unos meses después, me dijo que sus ojos siempre se sentían incómodos al usar el iPad.
Preocupado, consulté a un médico oftalmólogo experimentado, quien explicó que la presbicia es una condición natural que afecta la visión cercana a medida que envejecemos. Me recomendó unas gafas de lectura diseñadas para la presbicia, como las SafeVision.
Más tarde, se las compré. Para mi sorpresa, mi abuelo no dijo nada sobre las gafas, y casi se me olvidó preguntarle cómo se sentía con ellas. Un día, mientras desayunábamos juntos, noté que todavía las llevaba puestas. Curioso, le pregunté cómo se sentía y si sus ojos estaban más cómodos.